lunes, 26 de abril de 2010

Leyenda Mayor

Existen infinidad de ensayos y biografías acerca de San Francisco de Asís. Cada una de ellas aporta, o intenta hacerlo, aspectos de la vida del santo que mueven nuestros corazones hacia esperanzas y deseos de una vida cercana a Dios y a las virtudes tal como las vivió nuestro protagonista.
Estimado lector: en esta Leyenda Mayor no encontrará nada nuevo. Los relatos aquí narrados son los que podríamos llamar originales. Y es que, como verán a lo largo de estas páginas, no hay investigación con nuevas fuentes encontradas en un arcón de algún convento perdido por Italia o Francia, sino simplemente la narración encargada a otro paladín de la fe como San Buenaventura.
El Capítulo general de los franciscanos, celebrado el año 1260, encargó a San Buenaventura, entonces Ministro general de la Orden, que escribiera una nueva y definitiva vida de San Francisco: es la que conocemos bajo el nombre de “Leyenda Mayor”.
En el afán por consignar el verdadero sentido de las palabras nos hemos encontrado con que el término “leyenda” tiene acepciones que preceden al sentido popularmente entendido de “relato fantasioso”: Acción de leer, obra que se lee, historia o relación de la vida de uno o más santos y después de esto se toma en cuenta la relación de sucesos que tienen más de tradicionales o maravillosos que de históricos o verdaderos.

El Triunfo del Rey

Bajo el reinado de Enrique VIII, sir James Torridon, de Overfield Court, terrateniente y padre de cuatro hijos, es profunda y sinceramente católico, motivo por el cual se alegra cuando Christopher y Margaret, sus dos hijos menores, deciden tomar los hábitos conventuales. No adivina, sin embargo, la división interna y el terrible drama que afrontará su familia como consecuencia de la política persecutoria del rey y de su ministro Cromwell contra el catolicismo. Enrique VIII, Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos de España, Ana Bolena, Cromwell, Tomás Moro y otros grandes personajes de la Inglaterra del siglo XVI constituyen el marco histórico de esta ágil y atrapante novela.

El autor
Robert Hugh Benson nació el 18 de noviembre de 1871. Era el hijo menor de Edward White Benson, arzobispo de Canterbury.
Guiado por su padre, Benson estudió Teología Clásica en el Colegio Trinity en Cambridge desde 1890 hasta 1893. Dos años después fue ordenado sacerdote de la Iglesia de Inglaterra.
Mientras se encontraba en Egipto, recuperándose de una afección física, comenzó a cuestionar la situación moral y doctrinal de la Iglesia de Inglaterra, y sus meditaciones se acercaron a la corriente anglicana de la “High Church” cuyas parroquias o congregaciones empleaban prácticas litúrgicas similares al culto católico. Obtuvo permiso para unirse a la “Comunidad de la Resurrección”. En 1903 se convirtió al catolicismo y esto causó una gran conmoción en los estamentos anglicanos de la época.

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LA MISIÓN POLÍTICA DE LA UNIVERSIDAD

Mucho se ha reflexionado acerca de las repercusiones políticas del fenómeno histórico llamado universidad que, en definitiva, vino a crear una fuente de autoridad nueva interpuesta entre las armas y la religión. Además, su origen en los mercados y talleres artesanos es una de las facetas más llamativas y reveladoras de su historia.
La situación actual de la Argentina en particular y América Latina en general vuelven urgente ir al rescate de la universidad ya que, sólo creando diálogo académico es que tendrán alguna posibilidad las instituciones democráticas y el diálogo político.

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San Benito de Nursia


Entre las numerosas obras del papa San Gregorio Magno (540-604 d.C.) –uno de los más grandes escritores de la Iglesia occidental– se halla la obra titulada El Libro de los Diálogos, escrito en forma de un diálogo entre el mismo Gregorio Magno y un personaje ficticio denominado Pedro. En dicha obra, San Gregorio narra la vida de varios santos venerados en su época. El segundo Libro de los Diálogos está enteramente dedicado a San Benito Abad, un santo nacido en Nursia (Umbría) hacia el año 480 d.C.

Siendo Benito un joven estudiante en Roma, decide cambiar radicalmente su vida haciéndose monje. Una hermana suya, de nombre Escolástica, ya había sido consagrada a Dios desde su infancia. Al comienzo de su nueva vida Benito habita en la región montañosa de Subiaco, no lejos de Roma, donde más tarde establece varios monasterios con numerosos discípulos. Finalmente se traslada a Montecassino, donde funda un nuevo –y célebre– monasterio, en el cual reside hasta su muerte. En Montecassino crece su irradiación espiritual, y allí escribe la conocida Regla para monjes, que a lo largo de los siglos tendría amplísima difusión.

San Gregorio Magno no tuvo la intención de escribir una biografía en el sentido moderno de la palabra, sino más bien mostrar a sus fieles la imagen de un verdadero santo: un hombre de Dios, un amigo de Dios, que por serlo participa de los dones divinos de poder y de ciencia (milagros, profecías, entre otros). El mismo Gregorio nos dice que no se informó acerca de todos los detalles de la vida de San Benito, y que tampoco refiere en su libro todo lo que ya sabía acerca del santo.

Para Gregorio, San Benito es ante todo el ideal del monje perfecto, y la narración de su vida es como un programa de vida que presenta a sus lectores.